Una buena gestión hospitalaria va mucho más allá de contar con un equipo médico calificado. Al fin y al cabo, el esfuerzo de estos profesionales puede volverse inútil si las máquinas que hacen funcionar el hospital o un punto crítico de energía de la instalación sufren fallas inesperadas.
Para tener un mayor control de la condición de los activos y una gestión más asertiva, la Planificación y Control del Mantenimiento (PCM) debe estar bien estructurada y ser eficiente. En el área de la salud, hay aún más en juego que en otros establecimientos, ya que el bienestar de los pacientes, del personal y de los visitantes se ve directamente afectado por el mal funcionamiento de las máquinas.
Mantenimiento en el sector hospitalario: ¿cuál es su función?
El mantenimiento hospitalario es responsable de todo el hospital, no solo de los equipos directamente relacionados con la atención médica.
Cuando pensamos en los profesionales que hacen funcionar un hospital, es común recordar únicamente al equipo médico. Sin embargo, esta visión es equivocada: el equipo de mantenimiento y la Ingeniería Clínica del Establecimiento de Atención en Salud (EAS) son quienes garantizan la eficacia de los activos utilizados en el día a día del entorno hospitalario.
Algunas de las áreas más críticas, en este caso, pueden incluir salas de procedimientos invasivos, emergencias, áreas y habitaciones de pacientes en UCI, salas de parto quirúrgico, hemodinámica y quirófanos.
Sin este cuidado constante, el hospital puede enfrentar más que pérdidas financieras. Las fallas en los equipos pueden provocar secuelas graves e incluso poner en riesgo la vida de los pacientes.
Para las instalaciones eléctricas, la preocupación es la misma, especialmente en puntos críticos de energía como las salas de cirugía. También existe un nivel altísimo de rigurosidad: se exigen especificaciones que garanticen la seguridad de los pacientes y del equipo médico. Las corrientes de fuga, por ejemplo, pueden causar accidentes, interrumpir procedimientos, provocar lesiones graves o incluso la muerte.
Además, existen contratiempos que pueden parecer casi inofensivos, pero que causan grandes consecuencias. Una falla en el sistema de aire acondicionado o en los refrigeradores, por ejemplo, puede dañar medicamentos que necesitan conservarse a bajas temperaturas.
Mantenimiento preventivo hospitalario
Existe una gran diferencia entre los tipos de mantenimiento.
Generalmente, el mantenimiento correctivo es la opción más costosa y menos práctica. No se basa en planificación ni análisis: solo entra en acción cuando ya existe un activo dañado que necesita ser reparado o sustituido. En ese momento, es fundamental actuar con rapidez para reducir el tiempo de inactividad. A continuación, las diferencias entre el mantenimiento preventivo y correctivo:
Para no caer en la rutina de intervenir solo cuando el daño ya está hecho, los entornos hospitalarios deben ser estudiados, sus riesgos analizados y una estrategia de mantenimiento planificada con criterios bien definidos.
Ahí es donde entra el mantenimiento preventivo hospitalario.
Su función es establecer un plan de revisión, control y monitoreo para prevenir el desgaste y las fallas en los equipos médicos. Si se ejecuta correctamente, el mantenimiento preventivo ofrece múltiples beneficios.
Para garantizar estos beneficios, sin embargo, es necesario realizar una planificación estratégica.
Reunir datos de las máquinas monitoreadas e inspeccionar las acciones realizadas son etapas esenciales para elaborar un plan de acción y una planificación operativa.
Gestión del mantenimiento hospitalario
Para optimizar la gestión, un buen PCM es indispensable. Aumenta la productividad, la confiabilidad y la disponibilidad de los activos mediante la aplicación correcta de las técnicas de mantenimiento.
El objetivo es asegurar que los activos funcionen correctamente, mejorando la previsibilidad de las máquinas y evitando cuellos de botella. En este proceso, el PCM también contribuye a la planificación estratégica para la toma de decisiones y la optimización del tiempo.
Una vez reunida la información necesaria, es momento de desarrollar la planificación a partir de un cronograma. Este ayudará a mejorar la gestión de las operaciones y servirá de guía para el equipo.
En ese calendario deben incluirse datos como las próximas tareas, las máquinas que deben ser inspeccionadas, la frecuencia de esas inspecciones, el tiempo dedicado y, por supuesto, el responsable de cada revisión.
Las metas a corto, mediano y largo plazo son importantes para analizar los resultados alcanzados. Con indicadores de mantenimiento accesibles y automáticos, resulta mucho más fácil identificar qué necesita mejorarse.
Construyendo un PCM (Planificación y Control de Mantenimiento) exitoso
Ya conoces la importancia del mantenimiento preventivo hospitalario y sus beneficios, pero ¿cómo mejorar ese proceso?
La opción más segura y rentable es apostar por sensores que analicen y monitoreen en tiempo real la salud de los activos y la eficiencia energética de la instalación.
Máquinas de diagnóstico y de exámenes, control de temperatura, sistemas eléctricos, hidráulicos, de calefacción y de gas, cámaras de monitoreo y seguridad: todo esto puede ser verificado y monitoreado automáticamente mediante tecnología IoT.
Energy Trac, nuestro sensor energético inteligente, es un buen ejemplo de este tipo de sensor. Permite que los datos de corriente, tensión, potencia y consumo energético sean accesibles para todo el equipo de mantenimiento en cualquier momento y desde cualquier lugar, ya sea por celular, tablet o computadora.
El sensor avisa exactamente cuándo y por qué una máquina va a fallar. Y lo mejor: los dispositivos incluso ofrecen soluciones prescriptivas para que el equipo tenga una ruta de acción clara y pueda actuar rápidamente. Como resultado, el downtime desaparece, la productividad se mantiene y los costos se reducen significativamente.
Pero incluso con las máquinas siendo monitoreadas en tiempo real, también es fundamental prestar atención a cómo se construye y utiliza el cronograma de tareas. Muchas veces, esta organización se realiza en herramientas como Excel, lo cual perjudica el PCM.
Debido al gran número de hojas de cálculo y a que el proceso es mecánico, la información se pierde con facilidad y toda la operación se ve comprometida. La consiguiente desorganización y la falta de visibilidad de las prioridades hacen que el mantenimiento preventivo termine convirtiéndose en correctivo.
Una alternativa para seguir el desempeño de la operación y gestionar el mantenimiento de manera fácil y automatizada es contar con un sistema integrado y dedicado a la gestión del mantenimiento.
En TracOS™, el software de mantenimiento de Tractian, el especialista puede acceder, de forma práctica y visual, a toda la rutina del equipo y administrar todas las actividades desde una única plataforma que puede ser consultada tanto desde el navegador en la computadora como desde la app de Tractian, con total movilidad.
Por ejemplo, los profesionales encargados de la limpieza y mantenimiento de la infraestructura pueden gestionar toda la estructura del hospital mediante el Portal de Solicitantes de TracOS™. De esta forma, todas las actividades de mantenimiento hospitalario quedan centralizadas en un solo lugar.
Crear órdenes de trabajo, generar planes de mantenimiento, calcular indicadores y actualizarlos: todo esto puede hacerse automáticamente en TracOS™. Además, el software se integra con SAP y otros ERP tradicionales del mercado para ofrecer más movilidad y previsibilidad al equipo.
Orden de Trabajo: La Guía Completa
Al integrar una gestión de mantenimiento con el monitoreo en línea de activos, los datos recopilados se transforman en acciones reales. Nunca ha sido tan fácil implementar un mantenimiento hospitalario verdaderamente eficaz, productivo y confiable.
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