La termografía es una técnica que se utiliza para detectar la radiación (calor) procedente de un objeto, convertirla en temperatura y mostrar una imagen de la distribución de la temperatura.
El equipo utilizado en la inspección termográfica de sistemas eléctricos para medir la temperatura y la distribución del calor es la cámara termográfica.
La técnica de termografía se utiliza ampliamente en la estrategia de mantenimiento preventivo y mantenimiento predictivo y el monitoreo de la condición.
Además de detectar las anomalías térmicas de la maquinaria y los equipos, permite hacerlo de forma no intrusiva, es decir, sin ninguna interferencia. Forma parte de las técnicas no invasivas denominadas NDT (Non-Destructive Testing).
Su aplicación se define en función de las necesidades específicas del entorno y de lo que se pretende con ella. Por ejemplo, en equipos y sistemas eléctricos, como motores, generadores y transformadores, conectores y disyuntores. entre otros otros.
Para el diagnóstico de averías, se parte de la base de que la potencia de dichas máquinas no sale. Es decir, que no se está convirtiendo en pérdida, disipándose a través de Joule. Por eso, cuanto mayor sea el aumento de la temperatura, mayor será la radiación infrarroja emitida por ella.
Sin embargo, hay tres tipos más comunes de termómetros infrarrojos que se utilizan en el análisis:
Estos mismos contribuyen a controlar el envejecimiento de la máquina y al diagnóstico de fallos y, por ende, evitar tomar acciones correctivas.
El objetivo principal de la termografía infrarroja es confirmar que lo que se mide funciona con normalidad. Pero también es detectar anomalías térmicas que indiquen ineficacia, fallos y defectos en las instalaciones eléctricas La inspección mediante radiación infrarroja es una gran ventaja en la industria para la gestión de activos.
Su aplicación se basa en los principios dinámicos y estáticos de las piezas giratorias y fijas. Este principio se explica por las leyes de la mecánica de fluidos y la transferencia de calor.
Todos los objetos por encima del cero absoluto emiten una energía térmica infrarroja. Por lo tanto, las cámaras térmicas pueden detectar y mostrar fácilmente las longitudes de onda infrarrojas, sin importar la luz ambiental.
Un termómetro de infrarrojos, en su forma más básica, consiste en una lente que enfoca la radiación térmica infrarroja hacia un detector. Este último, transforma la energía radiante en una señal codificada por colores.
Existen termómetros infrarrojos sin contacto, los cuales están diseñados para medir la temperatura a distancia, evitando así la necesidad de acercarse al objeto a medir.
La información que estos arrojan puede visualizarse como espectro infrarrojo, tal como se muestra en la imagen a continuación:
La termografía infrarroja se utiliza habitualmente en una gran variedad de industrias y aplicaciones, entre ellas:
Específicamente, para el mantenimiento de plantas y la supervisión de su estado, la termografía infrarroja se utiliza en aplicaciones como:
Las imágenes de la distribución de la temperatura detectada se denominan termogramas y permiten ver objetos productores de calor invisibles a simple vista.
En otras palabras, los termogramas son imágenes que han sido convertidas por cámaras termográficas. Estos traducen la radiación infrarroja emitida por las diferentes partes del cuerpo en señales eléctricas.
Estas se convierten en una imagen visible en un tubo de rayos catódicos. La imagen proporcionada por estos termogramas tiene la capacidad para cubrir un rango de temperatura de -20°C a 1.500°C.
Aunque las cámaras de infrarrojos son fáciles de usar, la interpretación de los datos que producen puede ser un poco más difícil de desglosar.
Es importante contar con conocimiento práctico del funcionamiento de los generadores de imágenes infrarrojas y con conocimientos básicos de radiometría y procesos de transferencia de calor.
El análisis termográfico es muy importante para emplear técnicas de mantenimiento predictivo y, así, prevenir fallas en diversos entornos. No requiere la interrupción de ningún tipo de proceso y no es necesario desmontar nada para realizar este trabajo.
Actualmente, el monitoreo de la temperatura -dentro del método predictivo- de un activo se puede realizar mediante sensores IoT. Estos, además de medir, recogen datos todos los días de la semana, tales como vibración y horas trabajadas.
El sensor acoplado a la superficie del activo permite medir hasta 90 grados centígrados. Así, identifica automáticamente la desviación de la tendencia y fallos como: lubricación, bajo nivel de aceite, refrigeración y alta presión (para bombas y compresores).
Como ves, la termografía es una técnica bastante rica, pues ayuda a monitorear a los activos de manera precisa y eficiente. Además tiene otras ventajas como:
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